Para lo bueno y lo malo, en Reino Unido siempre se ha podido matricular cualquier cosa y circular con ella por la calle: desde un tanque de guerra a un cuasi Fórmula 1, pasando por un sofá (sí, un sofá. Así que lo ingleses que son como son, a la hora de enfrentarse a la crísis del petróleo del '73, pensaron con su clásico pragmatismo. Un coche más ligero -de plástico-, con menos rozamiento -3 ruedas-, y con un motor pequeñito -750cc.- de forma que todo sumado, diera como resultado un cagarro con forma de porción de queso.
Milagrosamente y como sólo puede pasar en suelo británico, el 'coche' estuvo a la venta desde 1973 hasta el 2001, con varios restylings y hasta una versión especial con tapicería de piel y todo. Hoy es un objeto de culto freak, protagonista de carreras absurdas en las que el objetivo es volcarlo o de transformaciones con motor V8.
Sin embargo y como siempre, May y Hammond le dieron una vuelta de tuerca más a su pretendida versatilidad: convertir un Reliant Robin en el primer transbordador espacial inglés. ¡Proud to be british!
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1 comentario:
Dios!!! Sólo pensar la pasta que se han gastado en combustible!! Y el en desarrollo del proyecto!! Qué grande es la Gran Bretaña!!
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