viernes, 30 de mayo de 2008

Crónica de un hostión anunciado

Ayer por la tarde charlaba con un viejo amigo que vuelve al fregao de la comunicación del motor. Estábamos plácidamente sentados entre los pabellones de la avenida central del recinto ferial de Ifema. Eran alrededor de las seis de la tarde y no había más gente que un día previo a un Salón. Poca gente con corbata, algo de chavalería haciendo pellas y muy poco perfil de comprador de automóviles.

Si tenemos en cuenta que el Salón de Madrid es una cita comercial en la que hay comerciales dispuestos a venderte el coche que te gusta a un precio especial, el resultado de este análisis de andar por casa es que los comerciales no estaban vendiendo nada y que por lo tanto, el Salón estaba siendo un fiasco.

Pues bien, en la charla nos acordábamos de dos cosas que se resumen en una: Ifema no para de tirar de la teta, y la teta no da más de sí. A los expositores nos sacan los ojos, por mucho que digan que están "en un precio comercial competitivo". Todo lo que pides pasa por un ente que lo regula a precios NO de mercado. La luz, la limpieza, el suelo, el parking, las invitaciones, los pases extra, todo está regulado y codificado para que pagues tantas cuantas unidades estime el ente necesarias.

Pero es que además, tiran de la teta del visitante, y aquí es donde llega el accidente. La entrada cuesta 10 euros, lo que significa que si mañana viene (hecho verídico) un grupo de once personas de Logroño a ver el salón, y una de ellas quiere pedir precio de un coche que le gusta, se van a dejar casi veinte mil pelas sólo en entrar. Y hasta donde yo sé, los concesionarios no te cobran por cruzar la puerta.

Para rematar este pensamiento, me acaban de llegar las primeras cifras oficiales de visitantes al salón: en total desde el viernes 23 al martes 27, 432.933 personas. Sinceramente, no me lo creo y me gustaría saber de dónde salen estas cifras, vaya a ser que el registro que utilicen sea el de las veces que da la vuelta el torno a la entrada, por donde entran los que pagan, los que van invitados, los expositores y la gente como yo que entra y sale diez veces al día.

La directora del salón dijo que se iba a superar el millón de visitantes. Con esos precios, un pabellón menos, la falta de tres importantes marcas y el aroma que desprende el salón, mucho me temo que no serán ni ochocientos mil de verdad.

2 comentarios:

Samuel dijo...

Pues tienes toda la razón, algo similar hace años que pasa en el SIMO, yo hace 15 años que no voy. Antes lo visitaba en las "jornadas profesionales", cuando aun no era profesional claro, imaginate cómo se ponía el asunto. Lo que me da es que IFEMA es una empresa que gana un pastón a base de inventarse ferias y meterlas con calzador. Hay ferias del automovil, de informática, de bodas, de fabricantes de piedra natural (verídico), falta la feria de fabricantes de botellas de plastico azul turquesa, pero claro no hay mas días en el calendario.
¡¡Y visita mi blog, hombre ya!!

Anónimo dijo...

Muy buen post, Javier, y muy clarito. Yo pensaba -tonto de mí- que eso era gratis, y que Ifema se financiaba con la pasta que ponían los expositores. Pero no: le cobran al que expone (y, por lo tanto, trae a la gente, y con la gente al negocio) y a la gente. Dos por el precio de dos.

Ya estoy en Logroño; me quedo hasta el lunes in the afternoon.

Te perdiste un buen AntiKaraoke (como siempre), pringao.

Besos.

JM