Cuando los ordenadores hiperpotentes para hacer 3D no existían, si tenías mucha imaginación 'espacial' o bien te quedabas con las ganas, o bien te buscabas a una cuadrilla de zumbados.
Es sabido que los japoneses siempre han estado un poco de la olla, así que cuando Isuzu lanzó el Gemini, cogió a una panda de suicidas audiovisuales y conductores sin familia, y se fueron todos a París.
De aquella experiencia nos quedan los anuncios probablemente más arriesgados de la historia y un acojonante making off en plena calle, a la luz del día y con tráfico de fondo.
Por cierto, que si al canelo que salta con el coche rojo se le habría ocurrido subir la ventanilla, hubiera quedado de nota.
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